miércoles, 24 de marzo de 2010

Motivos para dejar el pasado atrás

Es muy loco esto de no darle punto final a las cosas. Esa manía de regodearnos en el pasado. Y no hay caso, el único sentido que le encuentro es el mantenernos con la seguridad de que las cosas van a seguir siendo como eran.
Y no es que cueste realmente el desprenderse del pasado. Es más bien la comodidad de no enfrentarnos al cambio, de no madurar, de no encarar nuevos desafíos. Es la tranquilidad de que todo va a seguir su curso, la rutina no va a alterarse, no voy a correr riesgos.
Riesgo. Esa es la palabra clave. Erradicar el pasado representa enfrentarnos con una nueva situación, desprovista de aquello que "teníamos" anteriormente. Es asumir nuevos compromisos, es encarar nuevos desafíos. Es, muchas veces, el admitir que hicimos algo mal o que lo que dejamos, realmente, no nos convenía.
Nos encontramos también con el hecho de deber dejar algo que, en su momento, nos hizo bien. O felices. O simplemente nos sacó una sonrisa. Si fue tan bueno, por qué no aceptar el dejarlo en su debido momento para conservar el buen recuerdo? Tenemos esa costumbre los humanos. La de seguir con algo hasta el final. Hasta que nos duele, hasta que sangra el alma. Y es ahí cuando nos vemos resignados, vencidos por el dolor, y nos obligamos a dejar eso que nos lastimó. Y guardamos rencor, angustia, deseos de gritar, de exigir. Exigir aquello que nos hubiera gustado recibir y no llegó.
TODO, por no resignarnos a dejar atrás el pasado. Por no entender que, como dice la canción, lo que pasó.. PASÓ.