sábado, 28 de agosto de 2010

Hoy es uno de esos días en que tengo ganas de escribir y no sé muy bien sobre qué. Voy a hacerlo, entonces. Lo más probable es que salga una mezcla de pensamientos bastante ilógica. Asumo el reto. Así soy yo: ilógica. Y me la banco.
Soy un día de lluvia en que termina asomando el sol o viceversa. Sí, tengo cambios repentinos de humor. Paso de la euforia al bajón. Aunque últimamente paso mucho tiempo sonriendo. Puede que haya aprendido a disfrutar las pequeñas cosas de la vida, a tomar cada momento como un desafío, a mirar con los ojos del alma o simplemente que cuando uno realiza el gesto de la sonrisa libera endorfinas (la hormona del bienestar) y eso genera un estado "feliz" casi inmediato.
Puedo brindarte muchos datos inútiles, es cierto. Eso es porque leo. Y aprendo. Me gusta ser una persona que puede hablarte un poco de casi todo. Me gusta la cultura en sí. La ignorancia no me va, no es lo mío. Los ignorantes tampoco. No me agrada el que habla sin saber, sin tener mínimos conocimientos sobre un tema.. aunque a veces lo haga.
Tampoco me gustan las tormentas, como la que está por desatarse en Rosario. Por eso me voy. Durmiendo es como huyo de mis miedos, problemas y fantasmas. Por suerte no soy insomne, sería una pesadilla.
Me retiro con una pequeña reflexión: Es más fácil hablar quejándonos de cosas "inmodificables" que trabajar para cambiar nuestra pobre forma de percibir la realidad.


viernes, 13 de agosto de 2010

Adiós

Se acabó y está decidido. ¿Será lo correcto? No puedo garantizártelo, pero es lo que siento y no hay vuelta atrás.
Si bien es difícil cerrar esta puerta, que permaneció abierta por tanto tiempo, es hora de decir adiós. De despedirme. Los recuerdos y una parte del corazón luchan por revertir la situación, pero es arde. Los sentimientos me abandonaron, mi mente ya no me apoya y las dudas me atosigan. Definitivamente, es hora de partir.
Atrás quedarán momentos maravillosos e irrepetibles. Atrás queda el sonido de tu voz, el brillo de tu sonrisa, el calor de tus brazos, la profundidad de tu mirada verde. Es que tanto tiempo compartido (sí, de cierta forma lo compartimos) remando sin remos, llegando a ninguna parte, terminó por agotar mi espíritu aventurero ansioso de emociones.
Nunca ha sido fácil, el corazón cegaba a la mente; el optimismo, a la realidad. Veía sin ver que se secaba el cariño que tan rápidamente logré sentir por ti. El tiempo hizo lo suyo, nos ha distanciado y quitó las ganas de compartir nuestras tardes. Pero las personas también tenemos nuestras responsabilidades: nunca hubo iniciativa hacia el compromiso ni ganas de esforzarnos un poco más.
Guardaré la llave en un lugar seguro y quitaré la cerradura. Esta puerta no se abre más. Si lo deseas, puedes golpear otra y tal vez te abra, porque te estaré esperando. Pero tú no me esperes, porque no volveré. Sin embargo, te estaré mirando a través de la ventana de mi alma, que permanecerá abierta por si queremos asomar.
Cerrar etapas no es fácil, pero sí necesario para crecer, evolucionar, encontrar nuevos rumbos, cumplir nuevos objetivos, comenzar una nueva vida.
Es por todo esto que, más que apoyar el que "cuando una puerta se cierra otra se abre", adhiero a que cuando una se cierra, se abren varias ventanas... entre las que podemos elegir.